lunes, 1 de febrero de 2010

Derechos de una minoría...







Hay algo en las argumentaciones a favor del derecho a la adopción por parte de parejas homosexuales que me ha estado dando vueltas en la cabeza pero creo que es un buen lugar para reflexionar al respecto. Cuando hemos defendido el derecho a la adopción ponemos por ejemplo el abuso sexual a los niños como un referente de las atrocidades que se comenten contra ellos, todos estamos de acuerdo.

Sin embargo, me asalta la sospecha de que estamos hablando poco de otros atropellos también muy graves (no sé si más o menos, no creo que podamos medir ni discutir niveles), y que me parece que por ser tan extendidos en el mundo, ya los vemos poco. Hay abuso sexual, sí, y hay violencia, eso es grave y muy fuerte, pero también hay ABANDONO. Cuando un ser humano, homosexual o no, decide adoptar y formar una familiar, lo que hace es integrar a alguien más a su mundo e integrarse en el mundo de ese alguien más. Eso es amor y todavía más, eso es respeto por la dignidad humana.

Como niños que fuimos, y como adultos, y profesores que somos muchos de nosotros, los sabemos bien: el abandono es violencia y marca al ser humano, lo limita e influye en las posibilidades intelectuales y emocionales de las personas.

Cuando uno defiende el derecho a adoptar por parte de parejas homosexuales, quiero creer que pensamos no sólo en defender a un niño de la violencia sexual de un padre violador (perfectamente heterosexual, con esposa y ferviente religioso, claro), en realidad, creo, defendemos el derecho de un ser humano a no ser abandonado, a no padecer hambre, a no ser visto como una carga, a ser respetado como hombre o mujer.

La violencia tiene muchas caras. Discriminar a alguien es violencia. Negarle el derecho a alguien a formar una familia cuando lo hace por convicción y no como medio para resolver un accidente, es violencia. Negarle a un niño el derecho a unos padres, homosexuales o no, es violencia, es atropello y es negarle su derecho a la dignidad humana. Negarle a un niño el derecho a ir a la escuela para ponerlo a trabajar (en los casos en los que existe la posibilidad económica de no hacerlo), es también violencia.

¿Los homosexuales pueden ser malos padres, pueden abusar sexualmente de sus hijos o someterlos a malos tratos? Sí, como pueden hacerlo los padres heterosexuales. Suponer que por que son homosexuales hay más posibilidades de que lo hagan, es creer que por ser homosexual se es más perverso. Es fomentar la creencia de que los homosexuales sólo piensan en sexo, y no pueden refrenar sus impulsos, como si todos los heterosexuales fueran toda decencia. Eso es la mentalidad cristiana (o pseudocristana, no lo sé, porque tengo amigos cristianos que defienden el derecho a tener la orientación sexual de las personas) que nos tiene sumidos en la miseria material e intelectual como sociedad.

Para terminar quiero comentar que he visto que en los foros de los periódicos la mayor parte de los comentarios se inclinan en contra del derecho a la adopción por parte de los homosexuales. Es penoso verlo. Mas últimamente he pensado que quizá se deba a que aquellos que estamos a favor de los derechos de las personas, no queremos discutir en ese tipo de foros, no queremos dar gritos y sombrerazos porque sabemos no somos iguales.

Nosotros tenemos argumentos. No vamos a pelearnos con ese sector moralino e ignorante, pero no vamos a quedarnos callados. Además hay que decirlo, no sólo tenemos argumentos válidos, eso en este país no es tan importante. Somos muchos, pagamos impuestos y votamos, debemos convertirnos en contrapeso de los sectores conservadores.

Somos muchos, y cuando sea necesario tomaremos las calles para demostrarlo. No será con ofensas ni sembrando temores infundado como defenderemos algo tan vital como el derecho de las minorías (todos somos minorías en alguna faceta, eso lo olvidamos), será en los medios, en las redes sociales, en las universidades, en las escuelas, donde haya cabida a la razón y a los derechos básicos, ahí estaremos.

Parece que no se han dado cuenta, estamos más cerca de esos lugares que los mezquinos ignorantes. Esta batalla la vamos a ganar.