sábado, 8 de septiembre de 2007

Ser o no ser, o "El arte de lindar la palabra ajena"


Hace tiempo vi unos cartones de Tute, un caricaturista argentino. Hoy que revisaba mis archivos para hacer espacio en mi disco duro me encontré unos cartones que guardé porque me parecieron emblemáticos, no sólo de Tute, sino en general de todos aquellos que tenemos vivir frente a la hoja en blanco. Mentiría si dijera que es un eterno goce eso de buscar hilar palabras para darle un sentido, pero para mí está lejos de ser una tortura.





Es decir, me parece que hay una serie de clichés en torno al sujeto y la hoja en blanco, llámese como se llame la profesión que uno adopte (o que le enjarete la vida), creo que siempre lo mejor es tomarse con sentido del humor esas crisis.

No gana uno nada, pero creo que hay algo indigno en eso andar por la vida como ser que carga una cruz sólo por tener que vivir con y de la escritura. Yo al menos he disfrutado mucho el trabajo solitario y silencioso que da lugar a una idea; he disfrutado también, y he agradecido por supuesto, el trabajo de la gente que se pasa horas escribiendo, y que lo hace por determinación propia, para compartir un poco de sí mismo.

Curioso ejercicio éste que se gesta en el silencio y que consiste en ejercer la palabra (en la literatura como lector o escritor, uno siempre linda la palabra ajena, en eso consiste también, la belleza de leer); curioso ejercicio este que demuestra que eso de la soledad del escritor es un mito. Escribir es en realidad pasar por uno de los mundo más ricos en voces, sólo de eso viene la ilusión de soledad, de la confrontación con la palabra ajena.

Pero en fin, todo este rollo es sólo para dedicar estas imágenes ajenas también (las imágenes como las palabras, siempre son mejores las ajenas) a Diana, a propósito del último cuento que le publicaron en la revista peruana elhablador.com, felicidades, y gracias por decidirte a darte un paseo por el mundo de la escritura.

Aquí el link:

http://www.elhablador.com/cuento14_2.html




3 comentarios:

Darina Silver dijo...

Para mi ya no hay hojas en blanco, Tomás... todas las hojas que empiezo a escribir colindan con otras palabras ya dichas antes...

Por eso me siento como la persona que escribe una leperada en un baño ya rayado...

Seguro escribir en un baño limpio, intimida. Pero ese no es mi caso.

D.

J. Tomás Martínez dijo...

Darina: esa imagen del sujeto que escribe como un ser frente a la pared rayoneada de un baño, me late más que el de la hoja en blanco, je!

Además la comparación es medio escatológica, pero la escritura tiene mucho de reciclaje, de reecrear, así como de suprimir. Sí, de acuerdo.

Gracias por darte una vuelta por mi humilde blog.

Un abrazo... ah, y por ahora ya estamos más libres. Diana avanza bien en la tesis, en cuanto su tutora le dé el visto bueno para los sinodales, tendremos al menos tres fines de semana libres, justo como para ir a la cineteca. Además me debes un ejemplar de tesis.

Hasta pronto.

Galuxca dijo...

Gracias, Amor, por dedicar este espacio a la palabra y en especial a mí. Sabes? Esto me hace pensar que mi primer acercamiento a ti fue a través de la palabra, de la escritura improvisada, de las risas a través del messenger. Quién iba a pensar que en realidad, esas primeras palabras eran un asomo de nuestra realidad actual: un universo reconstruido constamente por nuestras palabras.